¿Cómo funcionan las elecciones estadounidenses?

Las elecciones estadounidenses son decisivas para el país norteamericano, pero también para el mundo en general. Por eso es importante entender cómo funciona su sistema electoral.

Para poder obtener la presidencia norteamericana, los candidatos deben cumplir tres condiciones: ser ciudadano nacido en Estados Unidos, mayor de 35 años y que pueda demostrar que ha vivido, al menos, 14 años en Estados Unidos.

El proceso electoral arranca unos meses antes de las votaciones de noviembre. En la primera mitad del año, comienza el mecanismo de las primarias para elegir el candidato de cada partido a la presidencia. Para poder ejercer el voto, los ciudadanos mayores de 18 años deben registrarse como votantes. Exceptuando el estado de Dakota del Norte, donde cualquier vecino puede votar en las primarias de cualquier partido. En estas elecciones, se inició el 15 de enero con el caucus de Iowa (una asamblea en la que los ciudadanos afiliados al partido eligen, tras un debate, a su candidato depositando su voto en una urna).

Una vez celebradas las primarias en todos los estados, cada partido celebra una convención nacional, en la que desvelan algunas propuestas clave de sus campañas. Además, aquí es donde se presenta al candidato a la vicepresidencia de cada partido. Este año, el Partido Republicano celebró su convención en el mes de julio en Milwaukee, donde, el expresidente Donald Trump, se convirtió formalmente en el candidato republicano y presentó a J.D. Vance como su “mano derecha”.

En el caso del Partido Demócrata, la convención fue celebrada en Chicago, donde la vicepresidenta, Kamala Harris, fue elegida candidata del partido a la presidencia, quien escogió a Tim Walz como pareja de candidatura.

La fecha de las elecciones presidenciales se definió poco después de la independencia de Estados Unidos y se mantiene hasta la actualidad. Según aparece en la Constitución norteamericana, la votación se celebrará el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre. En este caso, son el martes 5 noviembre.

Además, la diferencia con otros países democráticos está en que las elecciones presidenciales en EE.UU. son por sufragio indirecto. Los ciudadanos estadounidenses no escogen directamente al presidente, sino que votan por unos electores dentro de cada estado. Estos serán quienes, en nombre de los votantes, emitan los votos electorales.

El ganador es aquel que consiga, al menos 270, de los 536 que forman el Colegio Electoral. Esto es independiente de que haya obtenido menos votos populares. Se puede ver como ejemplo, las elecciones de 2016 donde Trump ganó con 306 votos electorales frente a 232 de Hillary Clinton. A pesar de que la demócrata obtuvo más apoyo popular.

El recuento y la investidura son un proceso un poco más largo de lo que dura la noche electoral. La Constitución marca que, el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre (en estas elecciones el 16 de diciembre), los electores del Colegio Electoral emiten formalmente sus votos electorales y los envían al Congreso, donde se recontarán y certificarán el 6 de enero.