«Hemos sustituido los campos de tomates por campos de placas solares»

Regina Marín, periodista de Vozpopulí, nos atiende para hablar sobre el periodismo agrícola y los retos a los que se enfrenta un sector que es “mucho más importante de lo que nos creemos”.

Agricultores y ganaderos protestan en Teruel. EFE/Antonio Garcia
Agricultores y ganaderos protestan en Teruel. EFE/Antonio Garcia

De él dependen 800.000 empleos, aporta 4.000 millones de euros anuales a nuestro país y nos representa en todo el mundo con una participación superior al 40 % de la producción mundial de aceite de oliva. En otras palabras, si todas las familias que viven del campo en España formaran una comunidad autónoma, su tamaño sería comparable al de Extremadura o algo menor que Castilla-La Mancha, y mayor que el de comunidades como Cantabria, La Rioja o Navarra.

No estamos hablando de un sector que no se pueda comparar con el impacto de sectores a los que se les da más voz, como el de las TIC, que representa el 4 % del PIB español, cerca del 3 % que aporta el campo a la economía española. El sector agrícola en España es mucho más que una actividad económica: es el alma de muchas regiones, el motor que impulsa la vida rural y una pieza clave en la identidad cultural del país.

Y algo tan relevante para el engranaje económico de un país ha de tener quien le dé voz, y más en un momento en el que se enfrenta a los desafíos que plantean el cambio climático y la competencia global. Para ello están en las redacciones periodistas como Regina Marín, antigua alumna de la Universidad Villanueva, que se encargan de dar voz al proceso “desde que se planta la semilla hasta que te comes la berenjena”.

 

“El sector agrícola es uno de los que más se nota la polarización”

Además de enfrentarse a los retos de cualquier periodista en un momento en el que las redes sociales han cambiado por completo la profesión, el agrícola es un sector especialmente propenso a los bulos y la desinformación debido a su importancia en nuestro país. Marín afirma que, para su sorpresa, cuando hace temas agrícolas “se leen bastante bien, porque toca lo más importante para todos: la alimentación”.

Otro de los motivos que propician la propagación de bulos es la compleja situación del sector: “La Unión Europea tiene muchas cosas buenas, pero también malas, y la gran víctima de la Unión Europea es el sector agrícola”.

El papel del periodista en este escenario se vuelve más importante: “Hay que tener un equilibrio entre dar luz a gente que realmente sufre su día a día, problemas de verdad como la contaminación de fresas, y no caer en el clickbait”. Algo que, como afirma Marín, resulta un reto en un tiempo en el que la polarización se palpa en la opinión pública y se alimenta en sectores como este debido a los problemas a los que se enfrenta. Entre los más recurrentes están las llamadas cláusulas espejo: “Lo que me exiges en Europa no puede ser que no lo exijas a otros países”.

Lo que ocurre con estas exigencias a los productos europeos por parte de la Unión Europea es que incrementan el precio de los productos. Aunque, como afirma Marín, “un tomate de Valencia no vas a encontrar en ningún lado”, evidentemente te puedes tomar un tomate marroquí porque cumple los requisitos de la UE: “No te están envenenando”. Además, no cuenta con tantas exigencias, por lo que resultará más barato.

«Si hay alguien que es sostenible, somos nosotros»

“El mercado no es justo”, sentencia Marín. Las exigencias que ponen a los productos europeos son muy altas: “O les exiges lo mismo a los productos de fuera o nos rebajas a nosotros las condiciones”. El problema se resume en la alta burocracia que “hace que todo se atrase y se encarezca; esto no lo tienen otros países”.

Entre los objetivos de la Unión Europea, además de mejorar la calidad de los productos españoles, se encuentra la lucha por la sostenibilidad. Tal y como afirma Marín, con esto “son muy estrictos en la Unión Europea, y eso hace que la lucha del campo europeo sea muy compleja”. Desde el sector agrícola, añade, claman: “Detengan un poco la sostenibilidad, porque si hay alguien que es sostenible somos nosotros, los agricultores”.

Sobre la frase “hemos sustituido los campos de tomates por campos de placas solares”, que tanto se ha empleado por los trabajadores del campo en la lucha por mejorar su situación, Marín afirma que, esté mejor o peor, “es una realidad que está ahí”.

Esta búsqueda por la sostenibilidad perjudica en parte al sector agrícola y, tras años de lucha por parte del sector, en los últimos meses “parece que está habiendo un viraje hacia escuchar” por parte de los diferentes gobiernos.

Sobre las críticas al gobierno, Marín afirma que “aunque se culpa mucho a Sánchez, este tiene poco margen de maniobra. La lucha está en Europa; el problema viene de más arriba”.