A las puertas de una segunda Primavera Árabe

El periodista Antonio Navarro advierte que la corrupción estructural en Oriente Medio empuja a la Generación Z hacia una potencial transformación del mundo árabe.

El corresponsal en Oriente Próximo de La Razón, Antonio Navarro,  ofreció el pasado martes un coloquio en directo desde Beirut, en el que compartió su visión sobre la compleja situación del mundo árabe, la tensión en torno al nuevo plan de paz impulsado por Donald Trump y las dinámicas sociales que podrían desembocar en una segunda Primavera Árabe. En su intervención recorrió su trayectoria profesional, reflexionó sobre los retos del periodismo en zonas de conflicto y advirtió sobre las raíces estructurales que podrían volver a encender la chispa de las revueltas en Oriente Medio y el norte de África. 

El encuentro comenzó con un repaso a su trayectoria vital y profesional. Tras iniciarse en la prensa local sevillana, Navarro trabajó en Londres, Estambul, Moscú y Rabat, antes de establecerse en Beirut, ciudad que – según explicó – le permite estar a pocas horas de cualquier punto clave de la región. A pesar de las dificultades cotidianas, como los cortes de luz o la inestabilidad social, aseguró que Líbano es él lugar ideal para un corresponsal, ya que ofrece la posibilidad de desplazarse rápidamente cuando la noticia lo exige. Esa cercanía con los acontecimientos le permite ofrecer una mirada directa sobre una zona que rara vez deja de ser noticia.

Cuando se le preguntó cómo se enfrenta a la verificación de fuentes en un contexto tan volátil, Navarro reconoció que ese es uno de los mayores retos del periodismo en Oriente Medio. “Es algo que tienes que aceptar: la información llega fragmentada, y muchas veces condicionada. Solo puedes trabajar con cautela, contrastando y manteniendo un abanico amplio de fuentes”, explicó. Añadió que un periodista no puede dar por cierto aquello que no ha podido confirmar, y que debe ser transparente con su lector: “Siempre hay que advertir quién te dijo qué. No puedes afirmar sin atribuir. En esta región, la verdad depende muchas veces de quién llegó antes al lugar de los hechos.”La conversación giró también hacia la actualidad política y el papel de España en el conflicto. Preguntado por la postura del presidente Pedro Sánchez respecto al apoyo a la flotilla humanitaria hacia Gaza, Navarro se mostró escéptico.

«Diría que probablemente está siendo más problemático que otra cosa. No creo que ayude mucho. Sánchez no tiene ninguna relevancia en lo que está ocurriendo; la tregua va a depender de Estados Unidos y de Israel”

Sus palabras reflejaron una lectura pragmática: los grandes movimientos diplomáticos en Oriente Medio siguen sucediéndose en Washington y Jerusalén, no en Madrid ni en Bruselas.

En otro momento del coloquio, el periodista abordó la situación humanitaria en la región, describiendo una realidad de precariedad que ha dejado a millones de familias al borde de la subsistencia. “Hay mucha gente que no vive, sobrevive. Padres que solo aspiran a conseguir pan o gasolina para calentar la casa. Cuando ves eso, entiendes que el concepto de futuro se ha desvanecido para muchos”, señaló. Su descripción directa dejó entrever la crudeza de un día a día marcado por la incertidumbre y la falta de perspectivas.

Pero fue una pregunta del público la que dio lugar al eje central de la jornada: “¿Cree usted que puede producirse una segunda Primavera Árabe a raíz de movimientos y revueltas guiadas por la Generación Z en países como Nepal, Marruecos o Perú, tal como ocurrió en Túnez en su época?”. La respuesta de Navarro fue clara:

“Yo creo que es perfectamente factible. Las condiciones estructurales y materiales en Oriente Medio y el norte de África son las que son: desempleo masivo, economías corruptas e intervenidas, acceso limitado a la vivienda y un sector privado con condiciones laborales pésimas. La mayoría de la población tiene menos de 30 años y hay jóvenes políglotas, con dos másteres, que ganan 300 euros al mes. No se puede vivir con eso. Y cuando no se puede vivir, la gente se levanta.”

Sus palabras resonaron con fuerza en la sala. El periodista estableció un paralelismo entre los jóvenes árabes actuales y los “mileuristas” europeos: generaciones formadas, conectadas y frustradas por la falta de oportunidades reales. “El germen está ahí”, insistió, “solo falta que aparezca la chispa adecuada.” 

Recordemos que la primera Primavera Árabe, entre 2010 y 2012, surgió precisamente del hastío de una juventud educada que se rebeló contra la corrupción, la censura y la desigualdad, encendiendo una serie de revueltas que derribaron dictaduras y transformaron el panorama político de la región. Hoy, advirtió, las causas que provocaron aquella ola siguen intactas.

Navarro cerró su intervención con una reflexión más amplia, que trasladó el debate fuera del marco árabe. «Lo que vemos allí puede ser un espejo para nosotros”. Los movimientos sociales son contagiosos. Cuando una generación entera siente que no tiene futuro, las fronteras dejan de importar. Su análisis dejó en el aire una advertencia que va más allá de Oriente Medio: los desequilibrios estructurales, la frustración juvenil y la precariedad no son fenómenos lejanos, sino síntomas globales de un malestar que también podría alcanzar a Europa.

El coloquio concluyó entre aplausos, con la sensación de haber escuchado a un periodista que no solo informa desde el terreno, sino que también entiende los latidos profundos de una región que nunca deja de reinventarse entre la esperanza y el desencanto.