El 19 de octubre el mundo se tiñe de rosa para conmemorar el Día Mundial del Cáncer de Mama, una jornada dedicada a visibilizar una enfermedad que afecta a millones, pero que también destaca la extraordinaria fortaleza de las mujeres que la enfrentan. No se trata solo de una batalla contra un tumor; es un testimonio de resiliencia, de mujeres que, día a día, demuestran una fuerza inquebrantable, convirtiéndose en faros de inspiración para sus familias, comunidades y el mundo entero. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que esta fecha busca aumentar esfuerzos en sensibilización, prevención y diagnóstico precoz, recordándonos que, aunque se ha avanzado , queda mucho camino por recorrer.
El cáncer de mama es el tumor más común a nivel global, con más de dos millones de casos al año en el mundo. En España, las cifras son preocupantes: según el Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), 36.395 mujeres fueron diagnosticadas en 2024, mientras que datos del Sistema Europeo de Información del Cáncer (ECIS) indican 35.001 nuevos casos en 2022. La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) añade que se diagnostican cerca de 25.000 casos al año en el país, afectando principalmente a mujeres de 50 años o más. Aunque no es exclusivo de las mujeres —entre el 0,5% y el 1% de los casos ocurren en hombres—, son ellas quienes llevan la mayor carga, representando el 16% de todos los cánceres en pacientes femeninos, según la OMS.
Sin embargo, en medio de estas estadísticas, brilla un rayo de esperanza: la tasa de supervivencia neta a cinco años alcanza el 85,5%, y con detección temprana, supera el 90%. Esta mejora se debe a avances en investigación, tratamientos y programas de cribado, que han reducido la mortalidad en un 40% en países de ingresos altos entre 1980 y 2020. Pero nada de esto sería posible sin la coraje de las mujeres que, al enfrentar síntomas como bultos firmes en la mama o axila, cambios en el tamaño o forma del seno, secreciones del pezón, irritaciones cutáneas o dolores persistentes, deciden actuar con determinación. Estas guerreras no solo luchan por su salud, sino que inspiran a otras a realizar autoexploraciones mensuales —recomendadas a partir del quinto día de la menstruación— y mamografías periódicas, herramientas clave para detectar irregularidades hasta dos años antes de que sean visibles.
La prevención es el base fundamental, como enfatizan organizaciones como la AECC, SEMERGEN y el Instituto Oncológico Baselga (IOB). Factores como el cambio en hábitos reproductivos, la obesidad y el sedentarismo han aumentado el problema, pero acciones simples pueden reducir el riesgo hasta en un 30%: lactancia materna prolongada, ejercicio habitual, una dieta equilibrada con bajo consumo de azúcares y grasas, mantener un peso adecuado, evitar el tabaco y el alcohol en exceso, limitar el uso continuado de hormonas y minimizar la exposición a radiaciones. Aun así, desde la pandemia se han retrasado revisiones rutinarias, y expertos insisten en no descuidarlas: «La detección precoz puede salvar vidas», recalca SEMERGEN, destacando la necesidad de continuidad asistencial.
El Día Mundial del Cáncer de Mama también es una oportunidad para reconocer a las mujeres que enfrentan esta enfermedad. Ellas, junto a sus familias y comunidades, demuestran una gran fortaleza. Las campañas de sensibilización, como las de la AECC, promueven el cribado poblacional y la autoexploración. Para quienes enfrentan esta enfermedad, el mensaje es claro: no están solas. Consultar a profesionales y participar en iniciativas de apoyo es necesario para seguir avanzando en esta lucha.