El voto latino se ha convertido en un factor crucial en el panorama político de Estados Unidos, con 36 millones de latinos y una participación récord del 66% en las elecciones de 2020. Sin embargo, su influencia va más allá de su número. A pesar de ser llamado el “gigante silencioso”, su voto puede ser decisivo en elecciones tan ajustadas como las de este año, especialmente en estados clave como Pensilvania y Florida.
Henrik Rehbinder, analista político argentino radicado en Los Ángeles, acogió este miércoles a un grupo de estudiantes de periodismo en su hogar para discutir la complejidad del voto latino. “Es un voto que no es homogéneo; es más pendular”, afirma Rehbinder. Con un 30% de republicanos y un 60% de demócratas, esta comunidad puede cambiar su apoyo dependiendo de las circunstancias. “Muchos hombres latinos se están inclinando hacia Trump, sobre todo por motivos espirituales, lo que indica que la conciencia social entre los latinos trabajadores puede no ser tan fuerte como se presume”, añade.
La polarización política de estas elecciones también afecta al voto latino. Rehbinder señala que un reciente comentario despectivo de un comediante en un mitin de Trump, quien se refirió a Puerto Rico como “una isla de basura”, podría repercutir en el voto puertorriqueño en lugares como Allentown, Pensilvania. “La campaña de Trump busca captar el apoyo de hombres jóvenes, utilizando estrategias que polarizan aún más a la sociedad americana”, explica.
El contexto actual, con 600,000 nuevos votantes aproximadamente, genera incertidumbre sobre los resultados de estas elecciones. “Si los números actuales reflejan el escenario de hace cuatro años, Trump podría tener una ventaja considerable”, advierte Rehbinder. En California, donde los latinos constituyen el 47% de la población, su papel en las elecciones es aún más evidente. No obstante, la lucha por la conciencia política entre esta comunidad continúa. “El voto latino es un territorio en disputa constante, no un campo de batalla unificado”, concluye.