El Cottolengo del Padre Alegre es un hogar de acogida que ha transformado la vida de miles de personas desde su apertura en 1932 en Barcelona. Su misión es proporcionar un hogar lleno
de amor y cuidado a niños y adultos con discapacidades, especialmente aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y marginación. Originalmente destinado a 100 niños pobres, el Cottolengo ha crecido con el tiempo, extendiendo su misión a otros países como Colombia, convirtiéndose en un refugio para los más necesitados. Este lugar no es solo un hogar, sino una familia en la que el amor, la acogida y el respeto son los pilares fundamentales.
Misión y trabajo: vivir de la providencia
Lo que distingue al Cottolengo del Padre Alegre es su enfoque único de vivir de la providencia, confiando plenamente en Dios para suplir todas sus necesidades a través de las generosidades espontáneas de personas solidarias. A diferencia de otras instituciones, no depende de subvenciones ni acepta donaciones solicitadas, sino que se mantiene gracias a laayuda desinteresada de quienes, sin ser requeridos, brindan su apoyo. Este principio de fe, gratitud y generosidad se ve reflejado en la vida diaria de todos los que forman parte de esta comunidad: los acogidos, las hermanas y los voluntarios.
Cada visita al Cottolengo es una experiencia profundamente humana, donde la entrega de cada voluntario tiene un impacto directo en el bienestar de los residentes, quienes se sienten acompañados y cuidados por cada acción de amor y solidaridad.
Una experiencia transformadora: un día en el Cottolengo
En las visitas organizadas por Villanueva Solidaria, hemos sido testigos de la realidad de las personas que viven allí. Cada planta de la casa está dedicada a residentes con diferentes niveles de dependencia. En la primera planta, encontramos a personas más autosuficientes, capaces de interactuar y comunicarse, a pesar de algunas dificultades en el habla o la visión. La segunda planta alberga a quienes requieren más cuidado y atención, mientras que la tercera planta está destinada a los pacientes con necesidades más graves, que requieren cuidados intensivos y permanentes.
Lo que más conmueve de la visita es la actitud resiliente de los residentes. Muchos de ellos, llevan años viviendo en el Cottolengo, y desde el amor nos enseñan que, a pesar de las limitaciones, se puede mantener una actitud positiva. una de las residentes a quien suelo visitar, conserva en su mente muchos recuerdos de su vida antes de adquirir su discapacidad, ella sufrió un accidente de tráfico a los 8 años que la dejó parapléjica, me mostró cómo a pesar de su difícil situación, nunca perdió la capacidad de sonreír y mantener la esperanza. Esta interacción me dejó una lección invaluable de humildad y gratitud.
Además, muchas de las residentes femeninas del Cottolengo, a pesar de las dificultades, siguen siendo coquetas y disfrutan de pequeños gestos que les ayudan a mantener su feminidad. Algunas veces, los voluntarios se encargan de depilar sus cejas, el bozo, maquillarlas y peinarlas. Estos momentos son una oportunidad para darles un poco de normalidad, para que se sientan especiales y valoradas. Estos pequeños gestos de cariño no solo hacen que las residentes se sientan mejor consigo mismas, sino que también refuerzan su dignidad.
¡Únete al Voluntariado de Villanueva Solidaria!
La Universidad Villanueva, comprometida con los valores de solidaridad, empatía y justicia social, invita a todos los estudiantes a unirse a la iniciativa del voluntariado en el Cottolengo.
Cada domingo, los estudiantes tienen la oportunidad de ser parte de esta hermosa causa, donde se les anima a colaborar de diferentes maneras, ya sea acompañando a los residentes, ayudándolos a comer, o simplemente estando presentes en su día a día. Participar en estas visitas es una experiencia transformadora, no solo para los residentes, sino también para los voluntarios. Cada jornada nos enseña a reflexionar sobre lo que verdaderamente importa en la vida y nos acerca más a los valores fundamentales de humildad, gratitud y amor verdadero. El simple hecho de estar presentes y compartir un momento con los residentes es un recordatorio de que, a veces, lo más importante no es lo que damos, sino lo que aprendemos al recibir con corazón abierto.
Te invitamos a ser parte de esta iniciativa. Al unirte al voluntariado, no solo ayudarás a quienes más lo necesitan, sino que también enriquecerás tu vida con experiencias que te marcarán profundamente. La oportunidad de acompañar a los residentes del Cottolengo, de brindarles tu tiempo y tu corazón, es un acto de solidaridad que no solo transforma vidas, sino también corazones.
¡Únete a nosotros y sé parte de esta acción solidaria que va más allá de las palabras, es un compromiso con la humanidad!