Una encerrona, una broma sobre el traje de uno de los invitados y una pregunta indiscreta de un periodista. La reunión que tuvo lugar el 28 de febrero entre Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Volodymyr Zelenski, presidente de Ucrania, se convirtió en una macedonia de momentos más propios de un reality que de una rueda de prensa. Más allá de todo esto, Esther Castaño, profesora de la Universidad Villanueva y experta en comunicación, afirma que, en dicho acto que tuvo lugar en el Despacho Oval, el mensaje por el que ambos mandatarios lucharon fue: “Aquí el que manda soy yo”.
Posturas que llevan a conflictos
El objetivo de demostrar esta superioridad, en el caso de Trump, se proyecta mediante “su postura dominante”. Castaño afirma que esto se produce “al sentarse con el cuerpo expandido, los brazos abiertos o apoyados en los reposabrazos y una expresión dura”. En un contexto internacional ya tenso, la profesora sostiene que estos gestos pueden “exacerbar conflictos” y “dificultar el diálogo” al hacer que la otra parte se sienta desafiada o humillada.
Trump como experto en moda: la crítica directa al no traje de Zelenski
“No fue un comentario espontáneo, sino una estrategia de menosprecio”, afirma Castaño sobre la crítica del estadounidense. Zelenski, desde que comenzó la guerra, ha convertido su vestimenta en un símbolo de resistencia. En la rueda de prensa, además, llevar la misma vestimenta militar le sirvió para “no sorprender a Trump ni a nadie”.
Esta estrategia, añade la profesora, es además una apuesta por lo suyo: “Zelenski apuesta por una comunicación cercana, apelando a la resistencia y sacrificio de su pueblo”. Frente a esto, Trump, que se muestra como un “líder clásico y dominante”, ironizó sobre ello en un intento de “rebajar la imagen y autoridad del líder ucraniano”.
Esta diferencia en la puesta en escena refleja dos estrategias distintas: Trump proyecta la imagen de un líder clásico, con trajes elegantes y gestos dominantes, mientras que Zelenski apuesta por una comunicación más cercana, apelando a la resistencia y el sacrificio de su pueblo.
Las dos caras de la moneda: Trump como líder compasivo
Frente a la imagen de fortaleza que mostró en el Despacho Oval y la tensa discusión con el líder del país en guerra, Trump se ha esforzado en mostrar una imagen cercana. Uno de estos gestos emocionales fue nombrar a un niño con cáncer terminal como «agente del Servicio Secreto», algo que sorprendió a muchos tras escuchar las ideas del presidente sobre Gaza.
Para Castaño, este tipo de estrategia “lo asemeja a líderes como Ronald Reagan o incluso a figuras autoritarias que han sabido combinar firmeza con actos simbólicos para reforzar su carisma”. Con esta táctica clásica, además de humanizar su imagen, crea una conexión emocional con el público. Algo que, sin embargo, presenta un problema en el caso del actual presidente de EE.UU: “Trump no transmite credibilidad con este tipo de actos o iniciativas”, añade la experta en comunicación.
De la “Riviera de Oriente Medio” a la “Isla de las corrupciones”: la IA invade la política
“Este caso resalta la delgada línea entre la crítica legítima y la manipulación”, sentencia Castaño sobre el vídeo creado con IA que ha difundido Trump con sus planes sobre Gaza.
El vídeo muestra la Franja de Gaza convertida en un balneario, donde el presidente de EE.UU disfruta de un cóctel junto a Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí. Frente a este uso normalizado de la IA en política, Castaño destaca la “necesidad de alfabetización mediática en la sociedad”, puesto que “su realismo puede confundir a la audiencia y difundir información errónea”.
Este no es el único caso polémico de integración de la IA en la comunicación política: el PP difundió la semana pasada un vídeo en el que criticaba los casos de corrupción del PSOE mediante una parodia del programa “La isla de las tentaciones”. El vídeo tuvo que ser retirado tras las quejas de República Dominicana.
Castaño insiste en que, aunque estas herramientas “permiten innovar en la interacción con el electorado”, exigen también “cautela para evitar la propagación de desinformación y mantener la integridad del discurso político”.