Los cotilleos en la universidad salen caros: inventarte un rumor puede acabar en los juzgados

Entre cafés rápidos y descansos  de cinco minutos entre clase y clase, los cotilleos vuelan. Ayer «fulanito copió en el examen», hoy «menganita está saliendo con tal «, y hace una semana «alguien hizo tal cosa en una fiesta». Nada fuera de lo común en un campus universitario, donde las historias se comparten casi a la velocidad que vuelan las napolitanas de la cafetería. Pero hay que tener cuidado: lo que puede parecer un comentario inofensivo puede salir muy caro.

 Cotilleo hoy, denuncia mañana

Lo que se desconoce al difundir rumores falsos sobre otra persona es que, si se hace con conocimiento de que son mentira, puede considerarse delito en España. Y no es solo una cuestión moral: lo dice el Código Penal.

Los artículos 205 y 208 recogen los delitos de calumnias e injurias, respectivamente. Cuando alguien te acusa falsamente de haber cometido un delito, sabiendo que es mentira, se considera calumnia. La persona puede ser condenada con multas de hasta 24 meses.

En el caso de hablar sobre alguien realizando comentarios falsos que dañen su reputación, es decir cometer injurias, si se considera grave o se hace públicamente (como en redes sociales o grupos de WhatsApp), las multas pueden llegar a 14 meses.

En ambos casos, la denuncia debe presentarla la persona afectada, y hay que aportar pruebas. Pero si se demuestra que alguien ha inventado un rumor dañino, las consecuencias no son precisamente una charla con el tutor de grado.

«Era solo un comentario» no siempre vale

Lo común suele ser justificar un cotilleo como algo “sin maldad” o “solo entre personas de confianza”. Pero cuando ese rumor pasa de boca en boca y termina afectando la vida personal o académica de alguien, se convierte en un problema real. Esta escala de lo que era un siempre comentario falso, puede llevar a los tribunales a quien inició dicha historia.

 

 Pensar antes de hablar: nueva asignatura pendiente

La vida universitaria es mucho más que exámenes y trabajos. Es un espacio que ha de ser divertido, tranquilo y donde se construyen amistades o contactos profesionales. Por eso, aunque el cotilleo pueda parecer que forma parte del «folclore estudiantil», se han de poner límites cuando hay personas reales detrás de cada historia y, sobre todo, cuando el relato es falso.

Así que ya sabes: la próxima vez que vayas a comentar algo en el descanso de clase o mientras te tomas una napolitana… piensa dos veces si lo que vas a decir es cierto. Porque si no, el comentario te puede costar más que la matrícula.