Los “cocodrilos” sobre la muerte del Papa o la caza de cardenales: Roma cubierta de periodistas

Yago De la Cierva atiende a los alumnos de la Universidad para explicar el proceso que siguen los periodistas cuando fallece un Pontífice desde su propia experiencia.

Estoy volviendo a Madrid y la Semana Santa acaba con un giro inesperado. Esa mañana el mundo despertó sin una de las figuras más relevantes de los últimos años: el Papa de los jóvenes de este siglo. En la parte trasera del coche pienso en cómo empezar este artículo cuando veo que mi hermana está distraída con un post de Instagram: los posibles sucesores de Francisco. Un abanico de posibilidades, colores y naciones expuesto como si de un catálogo se tratase. En los comentarios, todo tipo de confabulaciones sobre las posibles causas de la muerte del anterior y unas cuantas sobre el futuro, del que aún se desconoce el nombre. Una mitad de internet desata todo tipo de teorías cuando no hace ni 24 horas de su fallecimiento, mientras la otra mitad pide respeto. El mundo, que hasta esa mañana tenía la guerra como preocupación primaria, tiene ahora otro tema en que pensar: el futuro de la Iglesia católica se encuentra sin cabeza en uno de los momentos de más tensión internacional de las últimas décadas.

Esta situación, que para mí es nueva, resulta familiar para otros tantos que, solo en este siglo, han presenciado tres papados. “Estábamos tan aburridos de la lista de papables, que empezamos con la de no papables”, recuerda Yago De la Cierva al repasar su pasado como periodista en Roma cuando falleció Juan Pablo II. De la Cierva, fundador de la agencia Rome Reports, explica que “aunque los primeros días después de un acontecimiento así son fáciles”, tras esto la cosa se complica: “es muy difícil adivinar quién será el próximo Papa”. Para este proceso, los periodistas en Roma emprenden una auténtica caza de cardenales en la que, con la excusa de algún tema de actualidad, les acaban entrevistando sobre su vida personal: “al final consigues una biblioteca de historias de posibles Papas”. Los primeros días son más fáciles, explica el periodista, gracias a los «cocodrilos» que tienen preparados en las agencias de noticias. Así se llama en Italia a las noticias preparadas para momentos como el fallecimiento de alguien relevante, ya que «el periodista echa lágrimas de cocodrilo al escribir el artículo porque no sabe cuándo ocurrirá realmente esto”.

“La elección del Papa es muy compleja, nadie quiere hablar”

Tras estos dos días en los que el periodista ha de informarse bien del recorrido tras el fallecimiento de un Papa –“el funeral, la llamada a los cardenales…”– llega la parte más compleja: el cónclave. “El que se presenta como candidato nunca es elegido, entonces la gente no quiere hablar”, afirma el periodista. Debido a esto, los candidatos prefieren evitar ser “populares”. El único modo que tiene un periodista en Roma de conocer a todos los cardenales es hacer una entrevista sobre un tema de actualidad: “aprovechar para que te cuente su vida y crear una colección de vidas de cardenales”. Hay 136 cardenales que entran en el cónclave. Por ello, esta tarea resulta “sumamente aburrida”, añade, para los casi 600 periodistas acreditados en Roma que emprenderán esta auténtica cacería para entrevistar a miembros de la lista de “papables”.

“¿Qué piensa un cardenal cuando entra en el cónclave?”

“Pensé: esta entrevista no sirve de nada”, reconoce De la Cierva sobre la desesperación cuando, tras el pasado cónclave, le tocó entrevistar a un cardenal que solo respondía evasivas. No se puede desvelar lo que ocurre dentro de la Capilla Sixtina por el juramento de confidencialidad que hacen los cardenales antes de entrar. “Tras seis o siete preguntas sin responder, le pedí al camarógrafo que apagase la cámara”. Sin embargo, todo cambió segundos antes de que el cardenal se levantase: “llevaba una productora muy joven que, antes de acabar, le dijo: yo le admiro, porque si yo hubiese estado en un cónclave tendría ganas de contarlo y a usted no le cuesta nada no contarlo”. Cuando el cardenal escuchó estas palabras, relata De la Cierva, respondió muy claro: “yo no puedo contar lo que pasó”. Entonces al periodista se le ocurrió un cambio a la pregunta que le permitió acceder a detalles del cónclave: “pero, ¿es secreto también lo que usted pensó?”. El cardenal, cuyo nombre mantiene en privado el periodista, respondió en negativo y comenzó a relatar lo que acontece esos días desde su pensamiento: “Mencionó la misa al Espíritu Santo que hay antes del cónclave. Tras esto, los cardenales hacen el juramento de secreto y hay una primera votación, en la que se vota en conciencia al que piensan que es el mejor cardenal. A partir de esa primera votación, que es solo exploratoria –continúa el periodista–, ya ves quiénes son los 5 o 6 que tienen más posibilidades. La segunda es de los que realmente tienen posibilidades, en las sucesivas votas a los que solo aumentan puntos”. En este cónclave, el Papa Francisco estaba entre esos primeros seleccionados. El cardenal entrevistado pertenecía a la curia, es decir, los cardenales que trabajan en el Vaticano y son de habla hispana, los cuales habían pactado votar a Francisco como su candidato predilecto. El religioso reveló a De la Cierva el plan B que idearon en caso de que Francisco en una de esas votaciones disminuyese en votos: “teníamos a alguien como plan B, ese era yo, y estoy muy contento de que no haya sido necesario”.

Cuando la Capilla Sixtina se llenó de humo

En otro de los cónclaves a los que asistió el cardenal entrevistado por De la Cierva, en el que salió elegido Benedicto XVI, la anécdota fue el “accidente” con la fumata que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina. “Estaban tan contentos que quemaron todo el papel que tenían para que la fumata fuese blanca y se quedaron sin papel. Entonces metieron todas las notas que tenían y los folios de sus mesas, pero sin trocearlos. El hornillo se atascó y, en vez de salir fumata por la chimenea, se llenó la Capilla Sixtina de humo”. De esa anécdota, añade el periodista dos detalles: acabaron todos los cardenales tosiendo y él mismo advirtió al cardenal que no lo contase pues “acababan de restaurar la Capilla Sixtina”.

La lista de no papables y la profecía de Nostradamus

En la situación actual, la lista de “papables” incluye todo tipo de nacionalidades y posibilidades. Algo que ha permitido a la sociedad dar rienda suelta a las teorías y la “profecía de Nostradamus” no ha sido una excepción. Esta, según el periodista, “se ha demostrado muchas veces falsa” y achaca que los medios den voz a este tipo de noticias a “la dificultad de contar qué va a pasar”, y lo compara a lo ocurrido tras la muerte de Juan Pablo II y los bulos en torno a si había sido asesinado.

Con respecto a la amplia gama de posibilidades que los medios ofrecen en la lista de “papables”, De la Cierva descarta algunas posibilidades. Hay ciertos cardenales que, por su nacionalidad, carecen de experiencia de gobierno en una organización grande. Esto ocurre, cuenta el periodista, con el de Mongolia, donde hay 3.000 católicos en todo el país. Otros casos descartables son los cardenales de China, un país que prohíbe la religión católica y para el que elegir un papa de su país sería como “declarar la guerra”.
Con respecto a los españoles, el periodista señala que el cardenal de Madrid, por su corta edad, despierta el “miedo de los cardenales a pontificados muy largos”, por lo que cree que será alguien de entre 65 y 75 años. Aunque, añade, “dentro de 15 días podríamos ver otra cosa”.